En un giro inesperado de los acontecimientos, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha revertido su decisión inicial y ha anunciado que la ceremonia de entrega del trofeo de campeón de LaLiga será llevada a cabo en el propio feudo del Real Madrid. Tras una jornada de incertidumbre y polémica, el conjunto blanco podrá alzar el ansiado galardón ante su afición en el Estadio Santiago Bernabéu el próximo 14 de mayo, coincidiendo con su encuentro frente al Deportivo Alavés.

La mañana del día de hoy fue testigo de un vaivén de comunicaciones entre la Federación y el Real Madrid, que culminó con la sorpresiva notificación de que el trofeo sería entregado en el estadio Los Cármenes, durante el enfrentamiento contra el Granada este sábado. Esta decisión desató una respuesta contundente por parte del club merengue, que rechazó de plano la propuesta argumentando una falta de respeto hacia el Granada y su afición, quienes se encuentran en la recta final de la temporada en una lucha por la permanencia.

Ante la firme negativa del Real Madrid y el revuelo generado por esta situación, la Federación optó por retractarse y apostar por la lógica más elemental: que el campeón reciba su trofeo en su propio estadio y frente a su hinchada, tal como ha sido tradición en el fútbol español. Este giro de los acontecimientos viene a poner fin a una jornada de incertidumbre y controversia, restableciendo así el sentido común en la celebración del título liguero.

La decisión implica que el Real Madrid no contará con la copa de LaLiga en la celebración prevista por las calles de Madrid este domingo, aunque esto no alterará significativamente los planes del equipo, que continuará con sus festejos en la Comunidad, el Ayuntamiento y en la emblemática fuente de la Cibeles. Por su parte, el Estadio Santiago Bernabéu, que tiene programado un concierto para la fecha, no albergará la ceremonia de entrega del trofeo, la cual ha sido reprogramada para el martes 14 de mayo, día en que el Madrid recibirá oficialmente la copa en su propia casa.

Este cambio de planes no hace más que confirmar que, finalmente, la lógica y la tradición han prevalecido, permitiendo que el Real Madrid celebre su merecido título de Liga de la manera más adecuada: junto a su afición, en su estadio y con la emoción que solo el fútbol puede brindar.